Venganza

El marido, en su lecho de muerte, llama a su mujer.

Con voz ronca y ya débil, le dice:

- Muy bien, llegó mi hora, pero antes quiero hacerte una confesión.

- No, no, tranquilo, tú no debes hacer ningún esfuerzo.

- Pero, mujer, es preciso - insiste el marido - Es preciso morir en paz, te quiero confesar algo.

- Está bien, está bien. Habla.

- He tenido relaciones con tu hermana, tu mamá y tu mejor amiga.

- Lo sé, lo sé, por eso te envenené, hijo de puta.