Llega a la iglesia una joven muy atractiva. Grita exaltada desde la puerta del obispado:
¡¡Confesión!!, ¡¡Padre,confesión!!
El padre atiende a sus plegarias y accede a confesarla.
-Ave María purísima.
-Sin pecado concebida.
-Hija,¿cuáles son tus pecados?
-Esta noche he pecado con mi novio ¡por 1ª vez!
-A ver hija, cuéntame más.
-Empezó tocándome mi suave y larga melena rubia, luego comenzó a acariciarme mis firmes y largos muslos, para, a continuación, despojarme de mi ceñido top y comenzar a besarme mis, por entonces, redondos y duros pezones, al mismo tiempo que me dejaba mi juguetón conejito al descubierto. Y eso fue todo.
El padre, con los ojos rojos y salidos, y las venas del cuello y del brazo derecho hinchadas, exclama:
- ¡Pues te lo inventas, pero así no me dejas!