El sordo-mudo y la mafia

Un jefe de la mafia descubrió que su contador, que era sordo-mudo, había desviado 10 millones de dólares de la caja.

El jefe de la mafia, por medio de su traductora en el lenguaje de señas, le preguntó por los 10 millones al contador. A lo que éste respondió en su lenguaje:

- Yo no sé de qué me está hablando.

Y la traductora lo tradujo para el jefe:

- Él dice que no sabe de qué hablamos.

El mafioso sacó una pistola calibre 45 y apuntó a la cabeza del contador gritando:

- ¡Pregúntale de nuevo!

La traductora le hizo las señas correspondientes al sordo-mudo:

- Él te va a matar si no le cuentas en dónde está el dinero.

El contador responde con señas:

- Ok, ustedes ganan. El dinero está en una vajilla marrón de cuero enterrada en el jardín de mi casa.

La traductora le dice al mafioso:

- Él dice que no teme morir y que usted es un hijo de la chingada sin huevos para jalar del gatillo.

La mexicana y el torero

Una joven mexicana viaja a España y, para obtener la ciudadanía, acepta casarse en Madrid con un torero.

El torero está muy enamorado de la bella mexicana, pero es muy conservador y en la noche de bodas se decepcionó profundamente cuando comprueba que la muchacha no es virgen. Muy enojado, le dice:

- ¿Por qué no me dijiste que no eras virgen?

A lo que ella reprocha:

- ¿Por qué no me dijiste tú que tenías un sólo testículo?

El torero, indignado, responde:

- ¡Mujer, mira que lo mío fue una cogida!

- ¿Y qué crees que fue lo mío cabrón?, ¿una pedrada?