La mexicana y el torero

Una joven mexicana viaja a España y, para obtener la ciudadanía, acepta casarse en Madrid con un torero.

El torero está muy enamorado de la bella mexicana, pero es muy conservador y en la noche de bodas se decepcionó profundamente cuando comprueba que la muchacha no es virgen. Muy enojado, le dice:

- ¿Por qué no me dijiste que no eras virgen?

A lo que ella reprocha:

- ¿Por qué no me dijiste tú que tenías un sólo testículo?

El torero, indignado, responde:

- ¡Mujer, mira que lo mío fue una cogida!

- ¿Y qué crees que fue lo mío cabrón?, ¿una pedrada?